lunes, 9 de diciembre de 2013

Mitos y comunciación...



Hay algunos mitos que, transportándolos y ajustándolos, pueden aplicarse a situaciones actuales. Eso es lo que hace de esos relatos, a veces históricos, a veces más o menos, arquetipos, es decir que sirven de ejemplo.

Uno de esos relatos tiene que ver con la comunicación, ese balido particular del animal humano. Cuentan que los humanos de la antigüedad, en una ciudad llamada Babel, pretendieron, en su vanidad, construir una torre que toque el cielo. Dice la historia que el Creador, entre divertido y enojado, decidió intervenir y les confundió las lenguas. Parece que cada cual hablaba y no era entendido por los demás. De esa forma se pelearon entre sí y se dispersaron por la tierra, abandonando la torre sin terminar.

Hubo un episodio muy posterior, pero inverso, que para las personas religiosas, tiene un interpretación especial. Dicen que en los primeros momentos del cristianimo, Pedro se puso a hablar sobre su Maestro a la gente que iba al Templo de Jerusalén desde todas partes del mundo conocido. Dicen que las personas de distintas culturas y lenguas lo entendían en su propio idioma. Un fenómeno inverso al de Babel.

¿Qué ha hecho que piense en estos episodios míticos? No lo sé, dicen que "el Espíritu sopla en donde quiere".

La "comunicación", hoy como en el pasado, promueve opiniones y ansiedades en la manada humana. Es, en consecuenci, "la llave" del poder.

Tomando este concepto vemos cómo se ha "actualizado" el mito de Babel. Andan los "monos lampiños" matándose mutuamente, buscando un tirano que los discipline. Cada cual busca vanamente en los ídolos del consumo y la acumulación una tranquilidad que no encontrará.

La confusión comunicacional ha vuelto y, como en Babel, las personas se dispersan sin entenderse. 

Es necesario aclarar el mensaje y tener en cuenta los temas esenciales para que los comunicadores estén liberados de la opresión de "las empresas de comunciación", que no son otra cosa que las "imponedoras" en la socidad de los intereses de los poderosos. Han superado el poder de los estados.

Estos comunicadores, libres de la presión de los intereses poderosos, pueden transmitir el mensaje de una sociedad integrada y solidaria.

Una sociedad que promueva a sus miembros en un crecimiento  más profundo e integrador que el mero consumo de bienes.

Promoción social por el trabajo digno y libre de tutelas. No por ventajas sobre el vecino o prebendas por cercanías con el poder.

Acumulación de riqueza en la industria y el comercio sanos y legales, por encima de la agesión ambiental, los mercados cautivos y la explotación.

Crecimiento cultural y educativo en los valores de la solidaridad y el respeto por la diversidad en todos los órdenes (racial, cultural, sexual, religioso).

Un mensaje en este sentido podría ser escuchado y entendido por todos como le pasó al pescador galileo venido a apóstol.

Un mensaje claro y coherente. Basado no en la acumulación de poder por parte de un grupo salvador sino, por el contrario, en la descentralización del poder y la riqueza. Los grupos de opinión (partidos y organizaciones similares) siendo solamente eso y no agencias promotoras de avivados y quasi delincuentes que gerencien el poder.

No se asusten los poderosos porque no tiene sentido sacarles nada, es cuestión de ser parte de una sociedad integrada que no los tenga prisioneros en sus barrios cerrados o edificios autosuficientes. Rehenes de sus guardias de seguridad.

Intégrense porque esa prisión de oro no puede durar para siempre.

El amanecer vendrá, pero hay que construirlo.