domingo, 12 de diciembre de 2010

La creación política... cambio de firma.

La actividad política la hemos soñado como una fuente inagotable de creación para mejorar la vida cotidiana de los seres humanos. Esta definición suena, hoy por hoy, como una alejada "profesión de fé", vacía e insípida en medio de un festival de atrocidades cotidianas.

En medio de la dictadura más atroz soñamos con un país moderno, abierto y solidario. Soñamos con posibilidades de desarrollo humano en el trabajo creativo, en la inclusión de quienes estaban marginados, en la igualdad de oportunidades garantizada desde un estado que procurara, día a día, ir "equilibrando" las desigualdades.

Las usinas creativas para esto serían, naturalmente, los partidos políticos y los grupos representativos de intereses sectoriales. De esta manera se podría ir congeniando el mundo de las ideas con el de los intereses.

Estos anhelos, estas luchas, subyacían en medio de la más feroz dictadura, surgida de un preámbulo de violencia política que tuvo un ganador absoluto en todos los campos:  la reacción de derecha. En el mundo estudiantil, en las representaciones laborales, en las iglesias, hasta en los boy scouts... todos los que pretendían una sociedad igualitaria, que buscaban cambios profundos, fueron desplazados o literalmente muertos. Hubo cerrazón en quienes pretendían concretar esos cambios por la vía armada, trasladando experiencias que eran ajenas a nuestra realidad, es verdad. Esto no justifica la infinita e irracional irrupción de la fuerza legal  (hasta el 24 de marzo de 1976) en acciones ilegales e infamantes que sumieron a nuestro país en uno de sus períodos más oscuros.

En medio de esa noche, soñamos con una sociedad diferente. Pensamos que podía concretarse y nos equivocamos. Los grupos de poder, sobre todo económicos, tienen una lógica de funcionamiento quasi mafioso que hicieron naufragar ese sueño en saqueos, hiperinflación y caos.

Entonces vino una nueva noche, la de la fiesta hiperliberal.

De esa fiesta, que no se supo superar hasta que la realidad explotó nuevamente. De esa segunda noche comenzamos a salir en los últimos años, pero no totalmente.

Es que el lugar de creación política, ese "punto de partida", cambió absolutamente de lugar. Huyó de los partidos políticos y de las organizaciones corporativas. Se refugió en las oficinas de marketing de los grupos de poder fáctico, de las mafias.

Hoy por hoy el Sistema (Establishment) ha tomado posesión de todo. Los partidos políticos son federaciones de dirigentes y sus seguidores a sueldo que hacen de los cargos públicos un medio permanetne de vida, los gremios (en su mayoría) son gerencias de las empresas prestadoras de servicios de medicina prepaga, los sectores empresarios han desnudado sus apetencias infinitas de lucro. La información, esa loca difícil de controlar, está amordazada en el baño de los medios periodísticos que son, también, agencias de prensa del poder.

Estamos haciendo esta descripción, que seguramente es imcompleta y poco objetiva, porque está manchada de la propia frustración. Pero no descreemos de lo que profesábamos antaño. Lo reafirmamos.

Estamos pidiendo auxilio. Le estamos pidiendo, reclamando casi, a las nuevas generaciones , que vuelvan a recrear los espacios de creación política genuinos, los que nacen la voluntad indómita que no deben perder.

Los jóvenes son la conciencia del mundo, no dejen de retumbar en donde puedan. Gracias.